17.11.07

“Alexia” (Instalación 1)

Hay siempre luz. Al pasar por un valle estrecho a veces parece que la oscuridad crece más y más antes que la luz se presenta; pero siempre hay luz.

Caminando cabeza abajo fue obvio que Alexia estaba triste. Además su paso era cada vez más lento hasta que a veces se paró por completo y cubrió su cara mojada de lágrimas con sus manos. Sin rumbo ella no se daba cuenta cuando se puso a llover. Ni se sentía el frío porque su corazón se congelaba cada vez mas con cada cuadra que pasó. Al tiro las personas se olvidaron de la penosa escena creada por esta mujer.

Ropa fina, pasada de moda, ahora deshaciéndose por el uso frecuente; había vendido casi todo lo que tenía para sostenerse a si misma y sus dos hijitos. Espada doblada por la labor manual que tuvo que hacer ahora después de la pérdida de trabajo de oficina. Vestida de negro por ser viuda de recién. Y lo peor de toda su posición: botada de su círculo en la sociedad. En su bolsillo tres monedas se quedaban, pero no por mucho tiempo más por que al llegar a la tienda del lado de su cuarto tuvo que pagar lo que debía desde hace una semana, aunque faltaba la leche para su hijita.

No es muy común que una mujer pierda tanto en tan solo unos cuantos meses. ¿Cómo es que me encuentro así? ¿Qué pasó con el lindo sueño que tuvimos? ¿Por qué todos me odian? ¿Por qué no me dijo de sus deudas antes que muriera? ¿A quien puedo culpar por la enfermedad de mi querido esposo? ¿Por qué a mí? ¿Por qué soy así? Estas, y miles preguntas mas estaban atormentando a la desesperada jovencita.

Reconociéndola un hombre la llamó desde el otro lado de la calle. Esperando hasta que había oportunidad de cruzar señalaba para que lo esperara.

“¡Alexia!” gritó el hombre desde debajo de su paraguas mientras que un auto sonó su bocino porque casi lo tropezaba. Disculpándose con el chofer que seguía sonando su bocino furiosamente intentó una vez mas, “¡Alexia!”

(Continuará...)

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