8.1.08

Salvación ¿Personal?

Alguna vez has escuchado el dicho, “Mi salvación personal.” Usualmente alguien que usa esta frase es muy familiar con las palabras que utilizamos entre cristianos. Probablemente está en referencia al hecho de que ha tomado una decisión de recibir el perdón de sus pecados y que está seguro que va a pasar la eternidad en el cielo.

Nos enseña siempre que nuestra salvación es personal, basada en una decisión personal, recibida personalmente y vivida personalmente. En si suena correcto porque están guiando la gente que no se apoyen en la religión de sus familiares para la redención. Es verdad que tenemos una salvación basada en una decisión personal. Pero quisiera proponer que la salvación no es personal. Más bien que la vida de redención es una vida en comunidad.

Lee esto:

Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado. (1 Juan 1:6-7)

Ser limpio de pecados, según este versículo, depende en que primeramente estamos viviendo en la luz. Es decir, vivir en una manera de que cuando la luz ilumina lo que hacemos no estamos avergonzados pero reflejamos todo lo que es el carácter de Jesús. Y esto, sí, son acciones personales. Pero no se para allí. Mira, la segunda cosa es que tenemos comunión unos con otros.

¿Qué?! ¿Estás diciéndome de que mi redención está determinada por la manera que trato a los demás?

Sí. Y más allá de esto. Nuestro comportamiento hacía las otras personas esta íntimamente vinculado con vivir en la luz. No puedes vivir en la luz sin que estés interactuando con otras personas.

Así que la salvación, el perdón de los pecados y la redención va más allá que una solamente una oración “personal”. La salvación está determinada en como vives con los demás.

¿Te consideras una persona salva? Voy a poder verlo en como trates a otras personas.

Que tengas un día de interactuar con otros.

Tu hermana - Angie

3.1.08

Dar

El grupo de mujeres que dirijo en mi iglesia se llama “Entre Nosotras”. Cada primer miércoles del mes tenemos nuestra reunión en la noche a las 7. Todas las mujeres están bienvenidas. A noche tuvimos nuestra primera reunión del año.

Quisiera compartir algunos puntos de mi mensaje con ustedes. (Por si hay caso, es aplicable a las vidas de los hombres también.)

2 Corintios 9:7 dice “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.”

Hay un patrón en la palabra de Dios que se repite en las vidas de muchos individuos. El patrón es: bendición de Dios, multiplicación en la vida de una persona, bendición para otras personas en su vida. Y el ciclo continua: bendición, multiplicación, bendición, multiplicación…

Dios desea que estemos bendecidos para que seamos bendiciones en las vidas de los demás. El es un factor y nosotros el otro factor para el producto de abundancia en la tierra.

Cuando la palabra de Dios fluya a través de ti tú estás fortalecida y animada – y también la persona que reciba de ti. Cuando las finanzas fluyan a través de ti tú estás bendecida – y también la persona que reciba de ti. Cuando las palabras de paz, confort, ánimo y gozo fluyan a través de ti tú estás reasegurada – y también la persona que reciba de ti.

Un día yo estaba decaída en una depresión grave. No querría ver a nadie. Pero tuve que salir para hacer unas compras. A volver a la casa vi a lejos una mujer de la iglesia cerca de mi puerta. Ella me saludó y después empezó a contarme todas sus dificultades. Al final ella querría tirar la toalla. Examiné la situación y decidí a hablarla palabras de aliento y verdades de la palabra de Dios. No fue fácil, pero creo que fue necesario. Era la salida que Dios me dio. Porque después de despedirme de ella entré en mi casa y me di cuenta de que ya no estaba deprimida nada más.

Es una poderosa promesa de Dios que realmente hay mas bendición en dar que recibir. Cada uno de nosotros tenemos algo que podemos dar a las vidas de otras. Rahab tuvo una cuerda, la viuda de Sarepta tuvo una comida más, Maria tuvo una voluntad dispuesta y una matriz, Ester tuvo belleza, Rut tuvo tiempo y devoción, Lidia tuvo sus negocios y riquezas, la esposa de Noe tuvo tiempo y energía, y tú tienes algo que puedes dar.

Que reconozcamos nuestro diseño como dadores, atemos el espíritu de pobreza y escasez soltando el espíritu de abundancia a través de dar libremente.