12.3.08

Alarma

Cuando yo era joven me costaba un montón levantarme para el secundario. Sonaba y sonaba mi alarma. No fue hasta que mi mamá me llamó de la planta baja, ¡Angie sal de la cama ahora misma!” Sensibilización a la palabrería que existe entre los cristianos está causando que varias personas ya no tengan interés en las cosas de Dios. Sonamos como alarmas ruidosas que sonaban y sonaban; pero no hay nada nuevo en nuestro mensaje. Yo no estoy diciendo que hay que inventar un evangelio nuevo. Solamente estoy desafiando la manera en como acercamos a las personas con el evangelio. Tal vez hay que revisar nuestras estrategias. Volviendo al ejemplo arriba; no fue hasta que recibí algo personal que me moví de la cama. Tal vez las personas que están dormidas a las cosas que ofrecemos despertarían si pensábamos un poco antes que las hablemos. Buscamos una manera de hacer que las buenas nuevas realmente son buenas y son nuevas. Seamos personales e interesados en el bien estar de nuestros seres queridas.
“Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser
como metal que resuena o címbalo que retiñe.”

(1 Corintios 13:1)

12.2.08

¿Cómo Sabemos?

¿Cómo sabemos si hemos perdonado?
Cuando nos recordamos de una ofensa y aunque nos recordemos del dolor hay una cicatriz donde había una herida sangrante en nuestro corazón.

¿Cómo sabemos si somos siervos de Dios?
Cunado alguien nos trata como siervos y no nos enojamos demandando nuestros derechos.

¿Cómo sabemos que hemos escuchado de Dios?
Cuando nos lanzamos en algo y nuestra consciencia no nos corrige. Ojo – hay una diferencia entre la consciencia y los nervios.

¿Cómo sabemos quien es nuestro cónyuge?
Cuando no nos podemos imaginar nuestra vida sin la otra persona.

¿Cómo sabemos la voluntad de Dios?
Cuando abrimos la Biblia. Cuando oramos y nuestro espíritu está despierto. Cuando vemos la creación de Dios y estamos llenados por un asombro inexplicable.

Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28)

9.2.08

Jazmín

Colgada del techo y cubriendo la pared de nuestro patio detrás de la casa había una planta de jazmín. Era una especie de jazmín que solamente tuvo olor en la anochecer y durante del tiempo de oscuridad de la noche. Muy a menudo su fragancia me llamó a mi banco justo debajo de sus ramas salvajes que dejé crecer por todo lado. Al entrar en el otro mundo de la frescura del aire después de un día agotador cerré mis ojos para que la sensación del olor fuerte de las flores tan chiquitas me envolviera llevándome cautiva en su hermosura. Hasta hoy me extraño tales noches.

Vivimos en otra ciudad ahora. Pero cada vez que paso una planta de jazmín su fragancia me agarra y me hace recordar de las numerosas noches cuando encontré renovación en mi pequeño patio.

Pienso que esta flor blanca nos puede mostrar como es que Dios quiere que nos portemos en los tiempos difíciles y oscuros de las vidas de otras personas. Nuestra fragancia de compasión y comprensión puede ser el aliento que necesite alguien para poder superar alguna dificultad. A veces en nuestro dolor simplemente queremos sentarnos sin decir nada estando envueltos de la presencia de una persona que nos ama incondicionalmente. La próxima vez que ves alguien cansado no intentes darle el porque, las obligaciones y los consuelos superficiales. Mejor es que simplemente estés con la persona; tal vez con un abrazo, tal vez en nada más que silencio.

“Gozaos con los que se gozan y llorad con los que lloran. Tened el mismo sentir unos con otros; no seáis altivos en vuestro pensar, sino condescendiendo con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.” (Romanos 12:15 – 16)


8.2.08

Vista Clara

Tolerancia es un atributo de aquella persona que tiene el poder ver mas allá de lo que hay frente de los dos ojos en su carita tan bonita. Pero cuando se trata del tema de la tolerancia siempre surge la pregunta ¿hasta donde tengo que aguantar? Es una buena pregunta. Usualmente las buenas preguntas no tienen respuestas fáciles, tampoco rápidas.

Estaba en nuestro culto de domingo y dejé que mi mente jugaba un poco con estos conceptos de tolerancia, paciencia y aguantar. Entonces llegué a un punto que estaba comparando mis valores y principios con las instancias cuando disculpé algún comportamiento debido a una impresión de que sería bien tolerar tal cosa para el bien estar de todos. Ósea, al callarme acerca de una cosita pequeña actualmente ayudará mas en el largo plazo que mi queja lo hará de corto plazo.

Doy un ejemplo. Si veo en el parque una mamá joven que está con su hijito juguetón de tres años. Y la mamá está gritando a su hijo cada rato: ¡No hagas esto! ¡Ven acá! ¡Te dije que no! ¡Porque yo soy tu mamá, esto es por que! Etc. Y yo, siendo mamá desde hace 10 años, me pongo detrás de ella corrigiéndola y criticándolo en cada momento enfatizando mis puntos sabios con un furioso punto de mi dedo en su hombro. Saliendo de este encuentro tal vez en mi orgullo me sentaría como cumplí con mi deber social. Pero a lo largo plazo hubiera perdido por completo cualquier otra entrada con esta extranjera que piensa que yo soy la extraña. ¿Cuánto mejor sería si yo me acercaría a ella como amiga ofreciendo comprensión y una sonrisa para darle ánimo? Yo tendría una apertura fácil a su corazón para seguir hablándole.

Hay una enseñaza que Jesús da acerca de la tolerancia: ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando tú mismo no te das cuenta de la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano. (Lucas 6:42) Después de una reexaminación honesta de nuestra situación actual podríamos tener la capacidad de corregir a alguien más. Pero yo creo que después de calmarnos para ver nuestras propias fallas vamos a entender más que tal vez esta persona necesita más amor que un juicio.

Esto no quiere decir que bajamos nuestros valores personales. Pero, sí, quiere decir que es necesario que no esperemos que otras personas vivan según los mismos principios que nos costaban arto a aprender. Mas bien el amor tiene efecto de largo plazo.

Ve esto: ¿O tienes en poco las riquezas de su bondad, tolerancia y paciencia, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento? (Romanos 4:2) Dios tolera a nosotros.

Tú puedes aguantar y tolerar a los demás si decides ver como sería los resultados eternales de tu manera de tratar con otras personas.

8.1.08

Salvación ¿Personal?

Alguna vez has escuchado el dicho, “Mi salvación personal.” Usualmente alguien que usa esta frase es muy familiar con las palabras que utilizamos entre cristianos. Probablemente está en referencia al hecho de que ha tomado una decisión de recibir el perdón de sus pecados y que está seguro que va a pasar la eternidad en el cielo.

Nos enseña siempre que nuestra salvación es personal, basada en una decisión personal, recibida personalmente y vivida personalmente. En si suena correcto porque están guiando la gente que no se apoyen en la religión de sus familiares para la redención. Es verdad que tenemos una salvación basada en una decisión personal. Pero quisiera proponer que la salvación no es personal. Más bien que la vida de redención es una vida en comunidad.

Lee esto:

Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado. (1 Juan 1:6-7)

Ser limpio de pecados, según este versículo, depende en que primeramente estamos viviendo en la luz. Es decir, vivir en una manera de que cuando la luz ilumina lo que hacemos no estamos avergonzados pero reflejamos todo lo que es el carácter de Jesús. Y esto, sí, son acciones personales. Pero no se para allí. Mira, la segunda cosa es que tenemos comunión unos con otros.

¿Qué?! ¿Estás diciéndome de que mi redención está determinada por la manera que trato a los demás?

Sí. Y más allá de esto. Nuestro comportamiento hacía las otras personas esta íntimamente vinculado con vivir en la luz. No puedes vivir en la luz sin que estés interactuando con otras personas.

Así que la salvación, el perdón de los pecados y la redención va más allá que una solamente una oración “personal”. La salvación está determinada en como vives con los demás.

¿Te consideras una persona salva? Voy a poder verlo en como trates a otras personas.

Que tengas un día de interactuar con otros.

Tu hermana - Angie

3.1.08

Dar

El grupo de mujeres que dirijo en mi iglesia se llama “Entre Nosotras”. Cada primer miércoles del mes tenemos nuestra reunión en la noche a las 7. Todas las mujeres están bienvenidas. A noche tuvimos nuestra primera reunión del año.

Quisiera compartir algunos puntos de mi mensaje con ustedes. (Por si hay caso, es aplicable a las vidas de los hombres también.)

2 Corintios 9:7 dice “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.”

Hay un patrón en la palabra de Dios que se repite en las vidas de muchos individuos. El patrón es: bendición de Dios, multiplicación en la vida de una persona, bendición para otras personas en su vida. Y el ciclo continua: bendición, multiplicación, bendición, multiplicación…

Dios desea que estemos bendecidos para que seamos bendiciones en las vidas de los demás. El es un factor y nosotros el otro factor para el producto de abundancia en la tierra.

Cuando la palabra de Dios fluya a través de ti tú estás fortalecida y animada – y también la persona que reciba de ti. Cuando las finanzas fluyan a través de ti tú estás bendecida – y también la persona que reciba de ti. Cuando las palabras de paz, confort, ánimo y gozo fluyan a través de ti tú estás reasegurada – y también la persona que reciba de ti.

Un día yo estaba decaída en una depresión grave. No querría ver a nadie. Pero tuve que salir para hacer unas compras. A volver a la casa vi a lejos una mujer de la iglesia cerca de mi puerta. Ella me saludó y después empezó a contarme todas sus dificultades. Al final ella querría tirar la toalla. Examiné la situación y decidí a hablarla palabras de aliento y verdades de la palabra de Dios. No fue fácil, pero creo que fue necesario. Era la salida que Dios me dio. Porque después de despedirme de ella entré en mi casa y me di cuenta de que ya no estaba deprimida nada más.

Es una poderosa promesa de Dios que realmente hay mas bendición en dar que recibir. Cada uno de nosotros tenemos algo que podemos dar a las vidas de otras. Rahab tuvo una cuerda, la viuda de Sarepta tuvo una comida más, Maria tuvo una voluntad dispuesta y una matriz, Ester tuvo belleza, Rut tuvo tiempo y devoción, Lidia tuvo sus negocios y riquezas, la esposa de Noe tuvo tiempo y energía, y tú tienes algo que puedes dar.

Que reconozcamos nuestro diseño como dadores, atemos el espíritu de pobreza y escasez soltando el espíritu de abundancia a través de dar libremente.