13.12.07

“Alexia” (Instalación 8 – la última)

(Es aconsejable empezar con instalación 1 que se encuentra mas abajo.)

Samuel miró en los ojos de Alexia, tan fatigados, rojos e hinchados, pero buscando todavía a la elusiva esperanza. Ella devolvió la mirada hasta que él la dio su respuesta.

Sonriendo un poco Samuel empezó su discurso que había estado ensayando durante toda su venida para encontrarse con Alexia.

“¿Te recuerdas como nos conocimos? No hace muchos años viniste a nuestro pueblo buscando trabajo. La pensión en nuestro barrio te contrató. Un día Aron y yo fuimos a comer allí. No me dio cuenta lo que estaba pasando hasta que Aron inventó cualquier tipo de excusa para comer en la pensión. Él decidió que la mejor manera de ganarte era invitarte a la iglesia. Persistía y persistía hasta que por fin concediste. Viniste cada vez que la puerta estaba abierta. Después de un tiempo él quiso presentarte a mis padres. No quisiste por que dijiste que no les caería bien por un montón de razones. Pero él no aceptó tu no. Arregló todo, con un poco de mi ayuda, y llegó el día. Él te presentó a nuestros padres. No estaban felices. Creo que fue el peor día de la vida de Aron. Te sacamos llevándote de vuelta a tu casa. Es probable que no sepas de qué hablamos después en comino de vuelta a nuestros padres. Lo recuerdo como si fuera ayer. Él me dijo, ‘Samuel somos hermanos. Pero más que esto somos amigos, pero amigos de verdad. Voy a pedirte un favor como mi hermano y como mi amigo. Tienes que pensar antes de responder, porque es muy importante a mí. Yo voy a casarme con Alexia. La amo con todo mi corazón. El favor que te voy a pedir es que vos tomes mi lado en esto y que siempre me ayudes a protegerla.’ Yo no tuve que pensar. Dije que sí. Bueno, corto tiempo después de esto ustedes se casaron en una boda simple y yo me fui al ejercito. El resto solamente se por correspondencia con Aron hasta este punto. Él me contó que aunque nuestros padres no estaban de acuerdo con la unión ellos sintieron que fue su deber de incluirte en sus círculos sociales. Aron estaba empezando su empresa y tenía contactos en la clase alta y nuestra mamá sentía pena de ayudarte encajarte con esta gente. Conociendo como son ellos y después del triste fracaso de la empresa de Aron solamente puedo imaginarme cuan difícil ha sido para ti en estos meses. Me preguntas porque he venido. He venido para cumplir con mi promesa a mi hermano. Yo quiero protegerte. Quiero ayudarte cuidar de los chicos. Quiero cuidarte a ti también.” Sus últimas palabras fueron más suaves aun que su tono normal.
Ella había intentado interrumpir su discurso cuando habló de cosas que dolía su corazón; pero no pudo. Él asumió su postura firme y determinada. Los trazos de autoridad que nadie podría rechazar resonaron al fondo de cada frase que habló.

El alma de Alexia estaba dolida por tanto maltrato que había sufrido a las manos de las personas donde ella debería haber encontrado refugio. A veces somos como los niños cuando se trata de un alma herida. Si los niños sufren algún daño y se queden con una herida sangrante, entre los llantos y lagrimas la mamá intenta a curar la herida y el hijo dice, “¡No!” mientras que busca un escape. El niño sabe que la curación va a doler. Lo que no sabe es que la herida va a doler mucho más si no esté curada y contrate una infección. Al escuchar Samuel hablar de recuerdos que la hicieron sentir el dolor de una herida infeccionada Alexia buscó un escape.

“¡Es cierto que no sabes de que estoy sufriendo!” Ella empezó hablando en voz fuerte pero todavía con susurros como para que no despertara a los chicos. Sarai tocio, irritándola aún más. Continuó, “Samuel, mírame. Yo soy una pobre negra madre soltera y viuda con muchas deudas. Las personas que se asocian conmigo tienen la mala suerte de, al mejor ser avergonzadas y al peor contratar una enfermedad incurable. Tú no quieres rescatarme.” Apuntando un dedo sarcásticamente. “No, Samuel. Vuelva a tu vida buena. No te preocupes por nosotros. Vamos a desaparecer para que tú, mi horrible jefe, la dueña de la casa, mi suegra y todos los demás puedan olvidarse de nosotros. No somos nada. ¿Por qué no vayas de una vez? No te queremos. No somos nada. No soy nada. No soy nada…”

Había parado mientras que hablaba. Tenía la intención de ir la puerta para abrirla. Pero se paró atónita. Las últimas palabras habladas mas a si misma que a Samuel. No pudo parar las lágrimas. Al ver que otra vez perdió todo el color de sus mejillas y parecía que ella estaba mareada Samuel se levantó agarrándola con los dos brazos en un abrazo.

“Alexia, te quiero con todo mi corazón. Tú eres todo para mí. No es cierto que seas nada. Solamente son cosas que han pasado. Pero no significa que son tu identidad. Fuiste la amada de mi hermano. Esto es la verdad. Tú eres amada. Tú eres amada.”

La sentó de nuevo y dijo, “Tengo mis cosas en el hotel no tan lejos de allí. Voy a volver en la mañana y vamos a empacar todo. Tú, y los chicos van a ir conmigo. Anda a descansar Alexia.”

La mañana vino rápidamente, pues fue muy tarde cuando por fin ella se levantó de la mesa para echarse. Samuel cumplió con su promesa de volver en la mañana. Alexia pensó que todo fue solamente un sueño o una pesadilla. No estaba tan cierta hasta que escuchó alguien tocar a la puerta. La abrió y vio a Samuel. Alexia no dijo nada. Solamente sonrió con toda su cara y tiró los dos brazos alrededor del cuello alto de su cuñado, parada en el aire en la punta de sus pies. Los chicos se recordaron su tío divertido de la cena de anoche y vinieron corriendo. Sarai se agarró de una de sus piernas. Caleb se extendió la mano. Samuel agarró de su cabeza y le abrazó como solamente un hombre puede abrazarte para hacerte sentir como todo va a estar bien.

Esta mañana fue inolvidable en los corazones de estas cuatro personas. En este día sus almas empezaron ser tejidos por el gran Tejedor. Samuel y Alexia se casaron y tuvieron un hijo. Lo llamaron Aron. Aunque tuvieron que pasar por más tiempos duros, como todos tenemos en la vida, lo hicieron juntos. Por todos sus años los tres hijos queridos siempre pidieron que sus padres los contaran la historia de la noche lluviosa y la mañana brillante que su papá fuerte vino a rescatar a su hermosa mamá. Y ellos siguen contando la preciosa historia a sus hijos, como siempre va a ser.

Fin

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó mucho la historia; lograste mantener el suspenso instalación tras instalación. ¡Felicidades! Ya estoy a la espera de otra de tus obras de ficción.